jueves, 31 de marzo de 2011

El violinista en el tejado: deseo

En una gigantesca ciudad sin nubes, encaramado a un tejado, el violinista veía pasar a la gente. Nostálgico. Yo creo que deseaba andar con ellos, pero ¿quién soy yo para desentrañar los pensamientos del violinista?
Se levanta y se sacude los pantalones; pudieron ser vaqueros, negros, blancos, a rayas. Ahora son de una curiosa mezcla de grises azulones y marrón. Creo que incluso se dejan ver restos de tiza roja en una de las perneras.
A su lado hay un estuche que contiene, de manera inconfundible, un violín. Nuestro violinista reconoce que sin su violín no es nada, que ha recorrido con él todos los tejados, toda la ciudad; azoteas, casetas y barrios. También admite que se le ha olvidado cómo vivir por debajo de un tejado, pero yo no lo acabo de creer.

La funda del violín también es de un color indefinido, casi más indefinido que el color de los pantalones. Las asas están cosidas con hilos de diferentes colores, ya que se han roto y repuesto más veces de las que es conveniente decir; le añade una nota festiva a un aspecto desangelado que no revela más que haber viajado mucho.
Sin embargo, cuando se abre… oh, si el violinista decidiera mostrarte su secreto, te maravillarías de la suavidad del terciopelo del interior, de un azul marino que parece arrullarse con cada soplo de viento, con cada barco que se hace a la mar. ¿Cómo puede navegar un barco en terciopelo? Sospecho que sólo el violinista lo sabe.

Él, esta vez, ha abierto la caja de Pandora sin que nadie se lo pida. Pero no saca el violín, sino una aplastada flor gris que parece protestar por el trato recibido.
El violinista sujeta la triste flor entre dedos expertos y le hace dar vueltas y más vueltas entre ellos, haciéndola danzar hasta marearse como recompensa por haber estado encerrada en tan pequeño espacio.
En medio de aquel girar de tiovivo, el violinista se ha acercado la flor a los labios y… ¡oh!
Era un diente de león.
Me pregunto qué deseo habrá pedido el violinista.

lunes, 28 de marzo de 2011

Paradoja



Lo bueno de los años es que curan las heridas, lo malo de los besos es que crean adicción.

Joaquín Sabina (1949), cantautor y poeta español.

jueves, 24 de marzo de 2011

Diferencias


 

La belleza que atrae rara vez coincide con la belleza que enamora.

José Ortega y Gasset (1883-1955) Filósofo y ensayista español

martes, 15 de marzo de 2011

Camino

Aprendí que no se puede dar marcha atrás, que la esencia de la vida es ir hacia adelante. La vida, en realidad, es una calle de sentido único.

Agatha Christie (1891-1976) Novelista inglesa.

viernes, 11 de marzo de 2011

Sin resignarse a empezar de cero...

Hoy le he pedido a mis recuerdos que vuelen lejos. Que me dejen a solas para contemplar extasiada la única lágrima que se balancea entre las puntas de mis dedos. Y han salido todos a regañadientes comprando el próximo ticket de vuelta.
Comienza mi embeleso.
Cien mil gotas de átomos multicolores.
Un mudo rumor que trae el mensaje de una Gran Guerra que llama con insistencia.
 Una película preciosa, con una gran banda sonora, con un final feliz, que me hace derrumbarme y estallar en mil pedazos apañándomelas para no salpicar sangre, porque los niños no pueden ver gore…
Y eres tan pequeño, aunque te consideres tan grande…

No hay una película para cada persona escrita o dibujada, ni tinta suficiente para que todos tengamos una novela.
Rusia, al fondo, llama con los labios entreabiertos, ávidos bebedores de destellos en los ojos de chicas holandesas que se ganaron el derecho a algo que valga la pena rememorar.

Me han dejado a solas con mi bonita lágrima los recuerdos…
Más quisiera.
¿Tú te acuerdas de cuando los días caían a cuentagotas,
de cuando no te daba miedo ser valiente,
de cuando había algo por lo que valía la pena esconderse?




Todo acaba, cariño. Tu momento está compuesto de Carpe Diems inmediatos. Todo acaba. Y lamentaremos una y mil veces lo injusta que es la vida, la cual esperará pacientemente a que acabe nuestra pataleta para cogernos el rostro y levantarlo con el fin de que podamos ver bien la sonrisa indiferente que nos dedica. Nadie dijo que fuera fácil y no, nadie dijo que estuviera bien, pero lo que es, es. Con todas sus incómodas consecuencias.

miércoles, 9 de marzo de 2011

Arcoiris

Una forma bonita de decir “nunca” es dejar pasar la pregunta en silencio, como si el viento se hubiera llevado la respuesta o como si esta no existiera.
Porque ¿qué es una respuesta? Sólo un punto de vista, una opinión.
Imaginemos un día cualquiera; en el cielo hay nubes que, de vez en cuando, tapan el sol y la temperatura cambia según dónde te coloques: en sol, calor. En sombra, frío.
Todos hemos vivido algún día como ese, ¿verdad?

Le preguntas a alguien sobre el clima. Ese alguien arruga la nariz y levanta la vista al cielo: “Nublado. Coge un abrigo, porque hará frío”
A otro cualquiera: “Hace sol, pero llévate un paraguas”
A algún otro: “No apetece ni salir de casa, así que allá tú”
Pero tú ves el día como una sorpresa que no sabes si será húmeda o no, si será cálida o no, si seca o mojada. Coges el paraguas, te pones un abrigo y sales a la calle donde el sol brilla con fuerza, aunque juegue al escondite con las nubes.
¿Qué mejor momento para explorar los recovecos de un mundo que se presenta gris?
Nunca sabes si encontrarás algo de color en un día de lluvia.