Una forma bonita de decir “nunca” es dejar pasar la pregunta en silencio, como si el viento se hubiera llevado la respuesta o como si esta no existiera.
Porque ¿qué es una respuesta? Sólo un punto de vista, una opinión.
Imaginemos un día cualquiera; en el cielo hay nubes que, de vez en cuando, tapan el sol y la temperatura cambia según dónde te coloques: en sol, calor. En sombra, frío.
Todos hemos vivido algún día como ese, ¿verdad?
Le preguntas a alguien sobre el clima. Ese alguien arruga la nariz y levanta la vista al cielo: “Nublado. Coge un abrigo, porque hará frío”
A otro cualquiera: “Hace sol, pero llévate un paraguas”
A algún otro: “No apetece ni salir de casa, así que allá tú”
Pero tú ves el día como una sorpresa que no sabes si será húmeda o no, si será cálida o no, si seca o mojada. Coges el paraguas, te pones un abrigo y sales a la calle donde el sol brilla con fuerza, aunque juegue al escondite con las nubes.
¿Qué mejor momento para explorar los recovecos de un mundo que se presenta gris?
Nunca sabes si encontrarás algo de color en un día de lluvia.
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