Porque no, que no es tan sencillo, que las almas libres son almas libre y punto, porque el mundo da vueltas y vueltas y las almas libres son almas libres que no se atan hasta que encuentran algo digno de ser atado, o a lo que atarse, que la vida es muy corta y la libertad de acción sólo una frase bonita sin real connotación. Porque no, NO quiero un bucle, quiero una línea recta, clara, que me permita ver qué soy y hacia donde voy y todas mis metas en blanco (aunque entonces la rebeldía llega y se pregunta dónde quedó ese hermoso bucle que era la continua sorpresa de girar la esquina y decir “oh”, con la boca abierta, con sorpresa, inesperadamente esperado, pero tan voluble…). Y entonces llega el pasito de más, cogerme de la barbilla y preguntarme, mirándome fijamente a los ojos, que qué voy a hacer para arreglar la cañería vieja que es el futuro, y no, agua, no caigas al vacío que todavía tengo mucho que beber. Golpe, ¡plás!, sal de aquí, preciosa, que este momento no te ha tocado a ti. ¿Quieres algo en lo que agarrarte?, porque no busco tópicos ni experimentos, devuélveme mi inocencia, tiempo salvaje y avasallador, que me has dado un carisma que deseo pero una estrechez de miras que no deja al humo convertirse en sólido ni a la inteligencia salir del papel. Porque no.
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