jueves, 19 de mayo de 2011

Como alguien me mostró una vez...


"Muere lentamente quien evita una pasión, quien prefiere el negro sobre blanco y los puntos sobre las ''íes'' a un remolino de emociones, justamente las que rescatan el brillo de los ojos, las que convierten un bostezo en una sonrisa, las que hacen latir el corazón ante las equivocaciones y los sentimientos."
— Pablo Neruda
Mueren aquellos que llaman desequilibrados a quienes cantan y ríen bajo la lluvia. Quienes prefieren tener el pobre pájaro en la mano a la ilusión de quizás ver mañana a cien volar. Mueren los que están convencidos de que son mortales. Mueren los que no temen a la muerte. Mueren, mueren, ¡mueren!
Mueren los que han olvidado que hubo una época en la que las calorías no existían. Mueren los que creen que existe todo y no desafían al verbo que precede a lo absoluto. Mueren los que no agarran el gallo ante un folio en blanco. Mueren los personajes secundarios que miran con envidia a la sonrisa con un vendedor de helados pegado. Mueren los que se equivocan pensando que están vivos. Mueren los que no aman algo a mil millones de kilómetros de distancia. Mueren los que viven en una sociedad con pautas. No es raro entonces, que la mayoría muramos.
"Yo no quiero alcanzar la inmortalidad por mi obra. Quiero conseguirla por no morir. No quiero vivir en la memoria de mis compatriotas. Preferiría vivir en mi apartamento."
— Woody Allen

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